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Este joven viticultor con una envergadura de un rugbyman, ha logrado exitosamente conciliar sus dos pasiones: el balón ovalado y el vino.
Fue en 2010 que este hijo de viticultor se asoció con su cómplice y homónimo Jean-Paul (Roumagnac por lo tanto) para desarrollar la comercialización de los vinos del dominio. Y en pocos años el trabajo en equipo ha sido ampliamente provechoso. En adelante implicado desde las vendimias a los ensamblajes, este apasionado de la enología y del territorio ha sabido sacar partido de su experiencia comercial para desarrollar la gama y difundirla ampliamente, hasta los Estados Unidos. ¡Ensayo transformado!
